
CIDERE es una gran organización, con todo el potencial para seguir fortaleciendo su visibilidad e impacto regional.
Sus últimos casi 12 años los ha vivido entre la producción de alambres y sus derivados, impulsando la gestión de personas y la sostenibilidad desde el polo industrial de Talcahuano. Le apasionan la cocina, la vida espiritual y los idiomas. ¿Conocen a alguien que hable varios idiomas? Rodrigo está aprendiendo Rumano para sumar a sus habilidades lingüísticas.
Le apasiona aprender y estudiar. Es psicólogo de la Universidad Católica del Norte, realizó algunos estudios de postgrado fuera del país, como también en Chile. Es MBA de la Universidad de Desarrollo y AMP de la Universidad de los Andes. Pero más allá de los títulos, Rodrigo Farías Oliva es una persona que siempre tiene claro lo que quiere. De diagnósticos certeros, su foco está en la acción más que en las buenas intenciones.
Con estas credenciales, el gerente de Personas y Sostenibilidad de Inchalam es nuevo director de Cidere Biobío, y viene con todo. Casado con Pamela Itaim Ananías y padre de Nicolás (15), Gabriel (14) y Cristóbal (11), aquí nos cuenta su sello profesional y también su lado B.
¿Alguna cosa entretenida que te gustaría contar de entrada?
Bueno soy un orgulloso nortino, nací en Antofagasta, desarrollé mis estudios escolares y universitarios de pregrado en el norte de Chile. Trabajé por muchos años en minería y en mi lado B, soy descendiente árabe y casado con Palestina por ende trato de participar activamente en las actividades culturales de la colectividad residente, en particular en la danza, desde pequeño bailo dabke que es la danza de los países árabes del levante. Además, en un lado más espiritual, soy activo miembro de la comunidad de la Iglesia Ortodoxa de Concepción, siendo Presidente de su consejo parroquial, donde paso gran parte de mi fin de semana
¿Por qué quisiste sumarte como director a Cidere?
“Nos habíamos puesto como meta estratégica llevar a Inchalam a una participación mucho más preponderante en el escenario de desarrollo de sostenibilidad y asuntos corporativos, posicionarnos de manera más visible en el escenario regional considerando que hemos hecho un trabajo serio en la materia y desde ahí podemos aportar como un agente activo para generar cambios y ser referente de otros actores. En ese contexto, ser parte de Cidere, que trabaja con temas de innovación y desarrollo comunitario y ha generado una red importante, era una acción concreta para avanzar en esa línea.”.
¿Cómo definirías el ecosistema de Cidere Biobío?
“Sé que tiene harta participación y son bien interesantes los proyectos. Ya he tenido un par de reuniones y me he podido interiorizar de la envergadura de los mismos, del trabajo que tienen en impacto social, de las mesas de impacto social, cómo han ido desarrollando los proyectos de inversión. Creo que es una tremenda organización y que tiene alta responsabilidad porque tiene un buen portafolio de recursos y que puede hacer mucho para poder ser más visible o tener un impacto mucho más notorio en el quehacer regional”.
¿Cuál es el sello que quieres darle a tu rol de director?
“A mí me gusta siempre hacer que las cosas pasen y que efectivamente vayan a aportar donde deben aportar. Yo creo que darle la mirada terrenal de la manufactura, de la industria local, va a poder aterrizar un poquito más los proyectos. Creo que mi enfoque debe ser que las cosas pasen, con un enfoque crítico, pues yo soy eminentemente crítico para mis cosas. Creo que además podría contribuir desde la mejora continua, es importante mejorar la gestión, que no nos quedemos sólo en la conformación de mesas o comité, hay un tremendo potencial que no sé si está bien aprovechado, dados los recursos que he visto manejan y las alianzas que han concretado, el impacto real generado debiese ser mayor. Yo no estoy nunca muy conforme con las cosas, siempre siento que pueden ser mejores”.
¿Cómo imaginas a la región en 10 años más?
“Espero que se materialicen todos los esfuerzos que existen, porque los veo, porque los han ido articulando desde por lo menos el Gobierno. Espero que rindan frutos con acciones concretas, no con puras buenas intenciones. Veo complejo el futuro, porque hay que ser súper honestos: no es fácil siempre ser región en un país que es altamente centralizado. Es difícil y no creo que eso vaya a cambiar rápidamente, ni siquiera con un nuevo gobierno que diga eso. Entonces la veo (a la región) todavía con aprietos, pero soy también positivo y pienso que efectivamente estas mismas instancias (como Cidere) tienen algo que decir y algo que poner sobre la mesa para generar cambios.”.
Por último, ¿tres cosas que pocos saben de Rodrigo Farías?
“Soy súper casero, me gusta estar en casa, soy muy amigo de mis amigos. También me encanta la cultura, aprender y conocer más. Me encantan los idiomas, hablo varios. Estoy aprendiendo el rumano. También cocino, sí, me encanta. Generalmente yo cocino en mi casa porque me gusta. Uno de mis deseos futuros es escribir un libro de cocina libanesa… cocinar y brindar esos espacios de compartir con familia y amigos es fundamental en mi vida.