En la actualidad, frente a la complicada situación sanitaria que hoy vive el mundo y nuestro país, resulta evidente la necesidad de crear una estrecha interrelación entre los procesos de desarrollo local y la capacidad de las personas u organizaciones, tanto públicas como privadas, de generar redes articuladoras, con el propósito de establecer y mantener las condiciones necesarias que permitan impulsar el crecimiento económico y desarrollo social de los territorios.
En estas líneas, no pretendo definir “Asociatividad”, pero sí entregarles un ejemplo práctico de ella. Buscando en la bibliografía, encontré que se puede definir como un mecanismo de cooperación, en donde cada participante decide voluntariamente participar en un esfuerzo conjunto con los otros participantes, para la búsqueda de un objetivo común.
Si este concepto lo llevamos al plano económico, la asociatividad debe ser comprendida como una herramienta utilizada por la pequeña y mediana empresa para enfrentar la globalización, mediante acciones que de alguna manera propendan a estimular la dinámica y el desarrollo de las localidades, y que, entre otros aspectos, permitan la conformación de redes capaces de estructurar plataformas económicas que promuevan procesos de cambio para el mejoramiento del bienestar colectivo.
En CIDERE Bio Bío tenemos la motivación de hacer “despegar” a aquellas localidades que se encuentran más alejadas de los polos de desarrollo. En estos sectores nos encontramos con negocios familiares y una gran parte de ellos presenta informalidad, lo cual los deja sin posibilidad de postulación a beneficios de financiamiento del Estado.; ante esto, hace algunos años creamos un programa orientado a microempresarios de sectores vulnerables, le llamamos YO EMPRENDO. Este programa es asociatividad pura, ya que requiere de la participación del municipio, de una o varias empresas con presencia productiva o de servicio en la localidad, los beneficiarios, y por cierto nuestra Corporación; entre todos estos actores, se financian iniciativas de microempresarios. También, hemos incorporado a esta sociedad a centros de educación superior, con el fin de mejorar sus capacidades emprendedoras. Lo hemos creado como un programa inclusivo, sostenible y sustentable.

Con este ejemplo de asociatividad, se crea empleo, se aumentan los ingresos y se mejora la productividad; además, se formalizan negocios o bien encaminan hacia ello. Contulmo, Los Álamos, Yungay, Coronel y Hualqui han recibido este programa en distintas iniciativas y oportunidades, y con mucho orgullo puedo decir que en carpeta tenemos otras 4 versiones. Hace unos días fuimos lanzamos Yo Emprendo Turismo, destinado a microempresarios del sector turístico con domicilio en el valle de Cayucupil, enmarcado en el PLADETUR de la Comuna de Cañete.
La asociatividad es más fundamental para apoyar a microempresarios, y con ello puedan aumentar su desarrollo; puedo concluir que es construyendo lazos de confianza, fomentando procesos de cooperación interempresarial e intersectorial, impulsado procesos evolutivos de especialización y de innovación a partir de compartir conocimientos y el reforzamiento de competencias, e identificando escenarios e impactando socialmente, que se puede mejorar el desempeño de las empresas y del territorio en su conjunto.

**Publicado domingo 10 de noviembre de 2020, Diario El Sur.